Impacto de la COVID-19 en la consecución del desarrollo sostenible: Una Revisión
Impact of COVID-19 on achieving sustainable development: A Review
Víctor Gómez
1,a,
*, Hurley Quispe-Ccasa
1,b
1
Programa de Doctorado en Ciencias para el Desarrollo Sustentable, Escuela de Posgrado, Universidad Nacional Toribio
Rodríguez de Mendoza, Chachapoyas, Amazonas, Perú.
a
M.Sc., victor.gomez@untrm.edu.pe, https://orcid.org/0000-0002-8664-5293
b
M.Sc., hurleyabelqc@gmail.com, https://orcid.org/0000-0003-3146-5372
* Autor de Correspondencia: Tel. +51 954 811 318
http://dx.doi.org/10.25127/riagrop.20213.699
Resumen
La aparición de la COVID-19 ha generado una crisis en el
planeta. Muchos países han adoptado medidas para
evitar el contagio y disminuir su impacto en la población,
como el aislamiento social obligatorio. Casi
inmediatamente, esta situación se ha volcado en una crisis
económica y social por la interrupción de las actividades
productivas y el confinamiento de la población. En este
estudio de revisión, se analizan los impactos generados
directa e indirectamente por la pandemia, desde la
perspectiva económica, ambiental y social; de acuerdo a
los objetivos propuestos para el logro del desarrollo
sostenible. Aunque muchas entidades se propusieron
acciones para atenuar los impactos económicos y sociales,
y sostener el actual sistema de desarrollo; es importante
reconocer las lecciones que nos deja la crisis mundial para
encaminar un modelo de desarrollo sostenible, que
incluya el abordaje de las desigualdades entre países y
grupos sociales, así como el deterioro medioambiental.
Palabras clave: COVID-19, pandemia, aislamiento social
obligatorio, recesión mundial, desarrollo sostenible.
Revista de Invest. Agropecuaria Science and Biotechnology
ISSN: 2788-6913
Vol. 01, No. 03, julio - septiembre 2021, 01-12
_________________________________________
http://revistas.untrm.edu.pe/index.php/RIAGROP
revista.riagrop@untrm.edu.pe
Recepción: 25 de marzo 2021
Aprobación: 26 de mayo 2021
_________________________________________
Este trabajo tiene licencia de Creative Commons.
Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0
International Public License CC-BY-NC-SA 4.0
Gómez y Quispe-Ccasa
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Rev. Agrop. Sci. & Biotech. Vol. 01, No. 03, 2021. pp. 01-12. ISSN: 2788-6913
Abstract
The appearance of COVID-19 has generated a crisis on the planet and many countries have adopted measures
to avoid contagion and lessen its impact on the population, such as forced social isolation. Almost
immediately, it has turned into an economic and social crisis due to the interruption of productive activities
and the confinement of the population. This review study analyzes the impacts generated directly and
indirectly by the pandemic, viewed from the economic, environmental and social dimensions; according to
the objectives proposed for the achievement of sustainable development. Although many entities propose
actions to alleviate the economic and social impacts, and sustain the current development system; It is
important to recognize the lessons that the global crisis leaves us to guide a sustainable development model
that includes addressing inequalities between countries and social groups, as well as environmental
deterioration.
Keywords: COVID-19, pandemic, forced social isolation, global recession, sustainable development.
1. INTRODUCCIÓN
A nivel mundial, la crisis sanitaria de la
pandemia de la COVID-19, ocasionada por el
virus SARS-CoV-2 (Severe Acute Respiratory
Syndrome Coronavirus 2), se ha tornado en crisis
humana y económica sin precedentes. Por ello,
las medidas para combatirla se modifican
constantemente. Esta enfermedad tuvo su
primer registro en la ciudad de Wuhan (China)
el 31 de diciembre de 2019 (OMS, 2020) y, en
pocos días, se tornó en una amenaza para la
mayoría de países. En Perú, con fecha 6 de
marzo de 2020, se reportó el primer caso de
COVID-19 y el 15 de marzo se decretó el estado
de Emergencia Nacional y el aislamiento social
obligatorio para detener el avance de contagios.
A la fecha, se desconoce la duración de la
emergencia sanitaria, así como la manera en la
que se desenvolverá la población en el escenario
pospandemia. Lo que es evidente son los
impactos que han generado, en el corto plazo, la
enfermedad emergente y sus medidas de
contención, similares a contextos de guerra,
como la interrupción de las actividades
económicas y el confinamiento de las
poblaciones, que entraron en periodos de
cuarentena más o menos severas en la mayoría
de países (CEPAL, 2020). Se espera que los
países con mejor estructura sanitaria y
financiera estén en mejor posición defensiva
que los países más débiles y menos
desarrollados, para enfrentar la casi inexorable
crisis económica y social (Valle et al., 2020). Sin
embargo, esta pandemia ha sido catalizada por
los efectos de la globalización de las actividades
humanas como la depredación de la
biodiversidad, el transporte aéreo, el comercio
transcontinental, el turismo en masa, entre
otros. Según Valle et al. (2020), el actual sistema
de globalización se ha centrado,
estructuralmente, en factores económicos que
relegan los elementos socioculturales y
ambientales, igual de relevantes. Por el
contrario, este sistema promueve la
depredación ambiental y segregación social, en
un curso de aceleración entrópica,
probablemente inevitable. Por ello, muchos
autores coinciden que este escenario de crisis
constituye una lección y, a la vez, una valiosa
oportunidad para replantear el modelo de
desarrollo económico actual, hacia la
integración entre los sectores económico, social,
cultural, ambiental, tecnológico y político, en
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virtud de la consecución del desarrollo
sostenible.
El desarrollo sostenible, en esencia, es aquel
modelo de desarrollo en el que se satisfacen las
necesidades de la sociedad actual, sin
comprometer las necesidades de las futuras
generaciones. Por ello, este paradigma de
desarrollo solo podrá ser sostenible si las
decisiones económicas están vinculadas,
básicamente, con el bienestar social y ecológico
(Sánchez, 2010). En este estudio de revisión, se
abordan los impactos negativos y positivos de
la crisis instaurada por el contexto de pandemia
de la COVID-19 y cómo influye en una visión
para el logro de un modelo de desarrollo
sostenible.
2. IMPACTOS ECONÓMICOS
En nuestro actual sistema de globalización,
muchas consecuencias económicas,
ambientales, socioculturales y políticas están
relacionadas con la posibilidad de surgimiento
y expansión acelerada de nuevas
enfermedades. Los factores que generan las
condiciones adecuadas para potenciar esta
posibilidad son las elevadas tasas de
crecimiento poblacional, gran desplazamiento
humano, incontrolable explotación de los
recursos naturales, mala educación en temas
sanitarios, inestabilidad social e incremento de
la contaminación (Arias et al., 2020). Por ello, en
el escenario actual de expansión global o
pandemia por la COVID-19, la mayoría de
gobiernos han adoptado el autoaislamiento, la
cuarentena y el distanciamiento social
obligatorio que trae, como consecuencia
inmediata, la desaceleración de la producción y
en algunos casos hasta su interrupción total
(CEPAL, 2020).
Sin embargo, es necesario saber que el
desempeño de la economía y comercio
mundial, así como los mercados financieros, ya
eran débiles antes de la aparición de la
pandemia. Por ejemplo, la media de
crecimiento mundial fue de 2.8 % en el periodo
2011-2019, la cual es muy baja respecto al 3.4 %
que se registró en el periodo 1997-2006.
Además, la confianza en el modelo de
globalización y multilateralismo actual para el
desarrollo ha disminuido, desde la crisis
financiera mundial del 2008, o eventos
naturales como el tsunami del océano Índico de
2004. A partir de esta referencia, debido a la
COVID-19 y sus estrategias de contención, se
estimó una reducción de la tasa de crecimiento
de la economía mundial de hasta el 1 % y una
contracción del 38 % durante abril a junio. Sin
embargo, a finales de marzo del 2020, las caídas
de Producto Interno Bruto (PIB) llegaron al 3.8
% en EE. UU., 9 % en Europa y 2.1 % en Japón,
que presentan así los albores de un inevitable
escenario de recesión mundial (Goldman Sachs,
2020; CEPAL, 2020).
Según la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL), en la región se
pronostican caídas de por lo menos 1.8 % en el
PIB y las exportaciones caerían en al menos 10.7
% en el 2020. Además, prevé que los países
sudamericanos serán los más afectados porque
sus exportaciones se especializan en productos
primarios (hierro, cobre, zinc, aluminio, soja,
aceite de soja, entre otros, desde Argentina,
Brasil, Chile y Perú) y petróleo, que son más
vulnerables a la disminución de precios.
Martins (2020) sostiene que las repercusiones
económicas son asimétricas porque generan
efectos de transmisión en espacio y tiempo, de
manera distinta según las características
macroeconómicas de cada país y
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microeconómicas de las cadenas globales de
producción y consumo. Sin embargo, es posible
que las repercusiones iniciales, en los sectores
más pobres, sucedan posteriormente en las altas
esferas, por la desviación de recursos para hacer
frente a la pandemia (Arias et al., 2020).
En el corto plazo, la liquidez de los negocios se
vio afectada por los choques de oferta
(reducción de las actividades productivas y
alteración de las cadenas de suministros por la
contención, que podrían estimular la inflación
por el incremento de costos) y choques de
demanda (reducción de consumo de bienes y
servicios por la reacción de los consumidores al
aislamiento y distanciamiento social). A mismo
tiempo, esto intensificó la volatilidad de los
mercados financieros que se suman a la
incertidumbre por la intensidad y duración de
la pandemia. Las empresas de servicio son las
más afectadas (comercio, transporte, servicios
empresariales y sociales) y concentran el 64% de
empleados formales. Por otro lado, el 53%
corresponde al empleo informal, que enfrentan
una disminución importante de sus ingresos y
la pérdida de puestos de trabajo (CEPAL, 2020).
Según la Organización Internacional del
Trabajo [OIT] (2020), la subsistencia y
mantenimiento de la operación de la micro,
pequeña y mediana empresa (MIPYME) será
difícil.
En América Latina y el Caribe, hasta el
momento, los impactos negativos en la
economía se resumen en: (1) Reducción de las
exportaciones, de las que depende mucho la
región y, probablemente, se verá más afectada
por la disminución de las actividades
económicas de sus principales socios
comerciales (China y EE. UU.), debido a la
previsión de recesión mundial. (2) Caída de
precios de los productos primarios, incluido el
mercado petrolero, por una contracción de la
demanda mundial, que impacta en los ingresos
de las economías regionales dependientes de
sus exportaciones. (3) Interrupción de las
cadenas globales de valor, principalmente en
México y Brasil, donde existen los mayores
sectores manufactureros de la región y
requieren productos intermedios. (4) Menor
demanda de servicios de turismo y comercio,
que repercuten en micro y pequeñas empresas
(hoteles y restaurantes) y en una cascada de
eventos en los ingresos familiares. Estos
impactos podrían prolongarse incluso luego de
la pandemia (CEPAL, 2020).
En el mediano y largo plazo, respecto al posible
escenario de recesión económica mundial, se
prevén efectos en la oferta y demanda, quiebre
de empresas, reducción de inversión privada,
menor crecimiento económico, menor
integración en cadenas de valor, así como
deterioro de las capacidades productivas y
capital humano. El capital de las empresas será
afectado porque, generalmente, financian sus
inversiones con las ganancias percibidas.
Además, la aversión al riesgo y empeoramiento
de las condiciones mundiales podrían conllevar
a una mayor demanda de activos seguros,
menor en activos financieros y depreciación de
la moneda de los países. Así, con la disminución
de salarios o consiguiente incremento del
desempleo, se disminuyen la demanda de
bienes y servicios y se acentúan los niveles de
pobreza (CEPAL, 2020).
En ese contexto, CEPAL (2020) afirma que los
mecanismos de mercados tradicionales podrían
no ser suficientes para hacer frente a los efectos
posteriores en la economía global. Se vaticina
un deterioro en la confianza a proveedores
mundiales, que da lugar a lotes de producción
más pequeños y pérdidas de economía de
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escala (mayor cantidad de unidades producidas
a menor coste). Tal es el caso de China, que ha
evidenciado la inestabilidad de un sistema de
producción rápido, barato y eficiente cuando el
suministro de bienes y servicios se interrumpe,
la caída de la oferta de suministros y desplome
de las grandes bolsas de valores (Valle et al.,
2020). Por ello, Martins (2020) sugiere plantear
iniciativas de cooperación multilateral científica
y tecnológica; así como políticas económicas
nacionales de liquidez o flexibilidad fiscal. Por
su parte, CEPAL (2020) propone asumir
actividades de planificación con recursos
públicos para impulsar y sostener la oferta y la
demanda y preservar las capacidades ya
instaladas en cada país.
En contraste a los devastadores pronósticos,
muchos portales web sostienen que los efectos
de la pandemia, ocasionada por el nuevo
coronavirus, deben verse como la necesidad de
construir una economía global más sostenible.
Los enfoques de desarrollo sostenible
promueven la adopción de un sistema
económico que funcione, tanto para las
personas como para el planeta, mediante el
aprovechamiento racional y conservación de
sus recursos. Inger Anderson, Directora del
Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente, menciona que la actual pandemia
debe verse como una oportunidad para
construir una economía diferente,
paralelamente con los cambios en nuestros
hábitos de producción y consumo, hacia
modelos más limpios y sostenibles (Pundir,
2020).
3. IMPACTOS AMBIENTALES
El comportamiento y la naturaleza de nuestra
sociedad siempre están ligados a aspectos
ambientales, mediante interacciones entre las
actividades antrópicas y su entorno, que
generan modificaciones que pueden acarrear
consecuencias positivas y negativas. En la
situación actual que el planeta vive, debido al
aislamiento social para evitar el contagio de la
COVID-19, se han difundido reportes de
impactos en algunos aspectos ambientales
pocas veces vistos, beneficiosos al medio
ambiente y a la biodiversidad.
En el corto plazo, uno de los impactos
ambientales positivos, e indirectos de la
pandemia, es la reducción de las
concentraciones de contaminantes
atmosféricos, que se traduce en un aire cada vez
más limpio. Todo esto a consecuencia de las
medidas de confinamiento de la población,
cierre temporal de las diferentes industrias,
además de la reducción significativa del
transporte público, para reducir el contagio en
la población. Es lógico pensar que si no hay
actividad industrial, el transporte público y
privado se reduce o restringe, entonces se deja
de emitir gases contaminantes a la atmósfera.
Este efecto se ha evidenciado en muchos países
y muchos medios de comunicación lo han
reportado, con imágenes satelitales que
demuestran la mejora significativa de la calidad
del aire. Por ejemplo, en China se informó sobre
la reducción de emisiones durante la
cuarentena por la COVID-19, principalmente,
por actividades como el transporte y la
industria en Beijing, Shanghai, Guangzhou y
Wuhan (Wang et al., 2020). Además, según
datos de la NASA (Administración Nacional de
Aeronáutica y del Espacio) y la ESA (Agencia
Especial Europea), durante el bloqueo por la
enfermedad, la calidad del ambiente mejoró y
las emisiones de dióxido de nitrógeno se
redujeron hasta un 30 % en ciudades como
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Wuhan, y países como Italia, España y EE. UU.
(Muhammad et al., 2020).
El aislamiento social obligatorio ha traído
efectos colaterales beneficiosos para el
desplazamiento de las especies de fauna
silvestre, debido a la ausencia de la población
en áreas protegidas y parques nacionales
cerrados por las restricciones impuestas. La
reducción de actividades humanas, en espacios
naturales, reduce la contaminación atmosférica
y acústica, que podría ampliar el uso del hábitat
por ciertas especies y reducción de estrés a
especies sensibles. En los medios de
comunicación se ha informado sobre la
presencia de muchas especies en áreas urbanas
y rurales, donde hace muchos años no se veían
(Corlett et al., 2020). En Perú, también se ha
evidenciado la recuperación de las playas del
litoral por miles de aves, debido a la ausencia de
la población local y turistas, desde que se
decretó el aislamiento social.
Durante el transcurso de la pandemia, y
probablemente después, muchos aspectos de la
forma de vida de la población deberán
modificarse. Por ejemplo, para el transporte se
reconsideran algunas alternativas con el
objetivo de evitar los contagios, como la
bicicleta. El uso de la bicicleta se presenta como
una alternativa para cumplir con el
distanciamiento social y evitar el uso de medios
de transporte masivo, que pueden representar
focos de infección de la COVID-19. En muchos
países, se está impulsando el uso de este medio
de transporte, que no solo favorece el
distanciamiento social, sino también que genera
beneficios físicos que repercuten directamente
en la buena salud. En países como Alemania,
Bélgica, Países Bajos, Reino Unido, China,
Colombia, entre otros, se viene incentivado el
uso de este vehículo como una alternativa para
frenar el contagio de la COVID-19 (Hermosilla,
2020). Esta alternativa, sin duda, es capaz de
conducir a la reducción de la contaminación
ambiental, que cada persona genera al
movilizarse en cualquier tipo de transporte
motorizado. Sin embargo, se debe tener en
cuenta que para ello se debe contar con ciclovías
habilitadas, que es aún deficiente en países
como Perú.
Por otro lado, un problema ambiental, que
puede generar la pandemia indirectamente, es
la gestión de los residuos sólidos peligrosos
generados en hospitales y centros de atención
para la COVID-19, como mascarillas, guantes,
trajes desechables, entre otros. El uso de
mascarillas de forma generalizada por la
población ha sido considerado obligatorio en
muchos países como una medida de prevención
del contagio. Está claro que cada país posee
diferentes sistemas de gestión de estos residuos,
de acuerdo a su nivel tecnológico; sin embargo,
en países de desarrollo intermedio ya se tenían
problemas para gestión de residuos de
establecimientos de salud, incluso antes de la
pandemia. En el escenario de crisis sanitaria, la
generación de estos residuos es mayor,
intensificando su acumulación. Además, surge
la disyuntiva de la clasificación de estos
residuos, que generalmente terminaran siendo
parte de los residuos sólidos urbanos, y podría
suponer una amenaza para los trabajadores de
limpieza pública y recojo de residuos. En casos
particulares estos tipos de residuos son llevados
a combustión incontrolada, lo que podría
acrecentar el problema de contaminación
atmosférica. Por ello, es necesario hablar de
estas prioridades por el gobierno y las
entidades de salud, ya que la gestión de
residuos debe considerarse esencial para
superar la crisis sanitaria (PNUMA, 2020). En
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ese sentido, se deberían generar dispositivos
legales sectoriales, dotar de medios económicos
para asegurar la prestación de servicios de
limpieza, capacitación permanente a los
trabajadores de limpieza pública, brindar
información a la población permanentemente
sobre el manejo de estos residuos, así como
supervisión para la disposición final y su
confinamiento (Huiman, 2020).
Por último, probablemente, uno de los mayores
problemas que la conservación de la
biodiversidad y el sector ambiental afronte, en
un futuro próximo, sea la reducción de la
inversión en proyectos ambientales por parte de
los gobiernos. Los proyectos ambientales
perderán prioridad porque las inversiones
estarán destinadas principalmente a mantener
el empleo y los ingresos de la población,
mediante salarios, pensiones y beneficios
(Bobylev, 2020). Esto es algo que sin duda
podría convertirse en una realidad para los
países que económicamente se vean
disminuidos, luego de superar esta pandemia.
4. IMPACTOS SOCIALES
Los impactos sociales ocasionados por las
medidas de contención del avance de la
COVID-19 están estrechamente ligados a sus
impactos económicos. Por ello, antes del
estallido de la pandemia, ya se evidenciaba el
incremento de los índices de pobreza y extrema
pobreza en América Latina y el Caribe, que
proyectan repercusiones negativas en la salud,
educación y empleo (CEPAL, 2020). Sin
embargo, al constituirse como un problema
sanitario, se agudizan las consecuencias en los
sistemas de salud pública, desaceleración
económica que intensifica la brecha entre ricos
y pobres, e incluso en la salud mental de la
población. Según Pundir (2020), el miedo a la
escasez de alimentos está cobrando fuerza en
todo el mundo y se evidencia en los reportes de
acaparamiento y pánico en la compra de
suministros, a pesar de que actualmente aún no
hay una preocupación real por la seguridad
alimentaria.
Las medidas de aislamiento social están
generando efectos en la salud mental de la
población. La pandemia no solo trae consigo el
riesgo de muerte por la infección de la COVID-
19, sino también una insufrible presión
psicológica (Cao et al., 2020). En lo referente a
salud mental, ningún estrato social queda fuera
de los efectos psicológicos que podrían
originarse como consecuencia de las diferentes
situaciones de esta pandemia. Tener familiares,
o personas allegadas, infectadas por la
enfermedad puede ser un factor de riesgo que
incremente los niveles de ansiedad en
estudiantes universitarios (Cao et al., 2020) y se
podría extrapolar a otros grupos etarios de la
población. Durante el aislamiento social
podrían presentarse problemas emocionales y
hacerse más críticos en la población más
vulnerable, como los adultos mayores, que
además son más propensos al contagio. La
desconexión social y la percepción de
aislamiento en adultos mayores, contribuyen a
la severidad de los estados de ansiedad y
depresión (Santini et al., 2020), que pueden
acrecentar el número de víctimas por estos
trastornos. Además, un efecto inesperado
ocasionado por los medios de comunicación es
que podría influir en la salud mental de la
población, al enfocarse generalmente en la
tragedia que se vive por el COVID-19. Las redes
sociales también tienen gran responsabilidad en
este fenómeno, porque muchas veces se
masifican noticias falsas que contribuyen a
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alarmar a la población y afectar su salud mental.
Ante estos problemas de salud mental, se hace
considerablemente necesaria la
implementación de políticas públicas de
respuesta ante futuras emergencias similares
(antes, durante y después de los
acontecimientos). Por ello, los profesionales de
la salud mental son llamados a figurar en
primera línea, para brindar soporte a la
población necesitada y gestionar estas
situaciones extremas (Ornell et al., 2020).
Existen informes sobre el incremento de tasas
de violencia doméstica y abuso infantil, por el
aislamiento en los hogares. Si bien la incidencia
de actos delictivos, en general, se redujeron
drásticamente; es necesario prestar atención a
las incidencias de actos y denuncias por
violencia doméstica y abuso infantil. Se ha
demostrado que la violencia familiar y la
violencia sexual pueden incrementarse en una
crisis de gran magnitud (NZFVC, 2020). Para la
población más vulnerable como mujeres, niñas
y niños, la medida de aislamiento social y
familias encerradas podría significar tener al
enemigo en casa (Alon et al., 2020; Plan
International, 2020)). En ese sentido, los
gobiernos deben adoptar medidas de
protección y apoyo terapéutico para que esta
población vulnerable no pague el costo más
caro durante esta crisis sanitaria (Bradbury-
Jones & Isham, 2020).
La gran expansión de enfermedades
emergentes demuestra que ningún país se
encuentra a salvo de nuevos agentes
infecciosos. Por ello, es importante entender
que cada crisis puede brindarnos una valiosa
lección. En primera instancia, se debe entender
la obligación global de sensibilidad y
solidaridad entre países para la cooperación,
con la finalidad de evitar una mayor crisis
económica y de vidas humanas (Arias et al.,
2020). Para Valle et al. (2020), la crisis
ocasionada por la COVID-19 representa un
elemento disruptivo del proceso de
globalización, ya que el modo de tratarla
requiere profundos cambios en la estructura
social de todo el mundo. Por ejemplo, se destaca
la necesidad de cambios en el actual modelo de
desarrollo económico neoliberal, por uno más
integrador con el medio ambiente y todos los
miembros de la sociedad global (acorde a los
objetivos de Desarrollo Sostenible). En este
contexto, según Valle et al. (2020) y BBC News
Mundo (2020), queda demostrada la
responsabilidad del ser humano en la
deforestación progresiva que aísla a la fauna
silvestre, el consumo de animales salvajes,
incluso la producción intensiva de alimentos,
así como el alto nivel demográfico, que
favorecieron la circulación del virus. Además,
se propone como punto de partida la
prohibición de consumir la fauna silvestre.
En el aspecto sanitario, existen reportes de crisis
en los sistemas de salud, negligencias médicas
y hasta casos de xenofobia en la atención de
casos severos. Sin embargo, es necesario
resaltar la importancia del personal del sector
salud y de otras personas que realizan servicios
clave (BBC News Mundo, 2020). Por otro lado,
el portal Infosalus (10/04/2020) da a conocer que
la Sociedad Española de Médicos y Atención
Primaria (Semergen) considera que esta es una
oportunidad para mejorar el uso de la
telemedicina, por ejemplo, en beneficio de
pacientes con enfermedades cardiovasculares o
renales, que permitiría transformar la relación
médico-paciente y potenciar la posibilidad de
llegar a más pacientes. Además, se percibe el
refuerzo del empoderamiento y autocuidado de
los pacientes, como el realizar actividad física o
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consumir menos sal, impulsado, tal vez, por el
miedo a experimentar una complicación de su
enfermedad de base y verse obligados a acudir
a los servicios de emergencia de los hospitales.
En la población general de todo el mundo, se ha
promovido un sentimiento de unidad.
Adicionalmente, el distanciamiento social físico
ha sido motivo para reconectar y fortalecer las
relaciones con el círculo familiar y amical,
mediante llamadas telefónicas o videollamadas.
De igual manera, este sentimiento ha
promovido actos de bondad en todo el mundo,
como entrega de alimentos y medicamentos a
poblaciones vulnerables, donaciones de dinero,
eventos virtuales con mensaje esperanzador, y
hasta solidaridad de pasatiempos y compañía a
través de redes sociales, para combatir los
efectos del autoaislamiento en la salud mental
de las personas. Muchas personas ocupan su
tiempo en capacitarse o capacitar al público,
hacen recorridos virtuales por museos o solo
dan rienda suelta a su creatividad y aventurarse
en nuevos pasatiempos (como leer, cocinar,
pintar, ejercitarse, etc.), para combatir el
aburrimiento. Curiosamente, también existen
reportes de mayor participación de hombres en
las cocinas, que promueven, sutilmente, la
equidad de género durante el periodo de
aislamiento obligatorio en los hogares (BBC
News Mundo, 2020).
El aislamiento y distanciamiento social
obligatorio han permitido el tránsito del trabajo
y la educación al ámbito digital, que constituye
un aliciente para el mercado de tecnologías.
Además, esto ha hecho posible continuar las
relaciones económicas y sociales, como un
soporte de la comunicación interpersonal y
actividades de entretenimiento. Incluso se
prevé que el teletrabajo prevalecerá en más
industrias y regiones después de la pandemia,
porque generan ventajas para las empresas más
avanzadas tecnológicamente respecto a las que
no lo están. Sin embargo, es necesario
considerar que el incremento de tecnologías
digitales podría exacerbar las desigualdades
sociales debido al acceso y la conectividad a
estas (CEPAL, 2020).
Muchos portales web se enfocan en tratar de
visibilizar las oportunidades para la
agricultura, que puede acarrear la coyuntura
actual. Por ejemplo, Andina (2020) publicó una
entrevista a Gabriel Amaro, Director Ejecutivo
de la Asociación de Gremios Productores
Agrarios (AGAP) de Perú, quien menciona que
los países fortalecieron sus cadenas de
producción agrícola, industrialización y
comercialización de productos alimenticios.
Una mayor demanda de volúmenes de frutas
(cítricos, arándanos y similares) y hortalizas
puede ser explicada por la creciente tendencia
del deseo de una mejor alimentación de la
gente, que optan por productos frescos que
ayuden a mejorar sus defensas. Por su parte,
Pundir (2020) sostiene que, probablemente, la
pandemia podría desencadenar algunas
tendencias, como la búsqueda de
autosuficiencia alimentaria o un sistema
alimentario hiperlocal, quizá como respuesta a
la ansiedad sobre el futuro incierto. Sin
embargo, tratar de preservar el alto nivel de
dependencia de la población, a necesidades
básicas como la alimentación, podría ser
contraria a los objetivos de desarrollo
sostenible. Por ello, es destacable que, por
ejemplo en EE. UU., las búsquedas online sobre
“Agricultura doméstica” o “¿Cómo criar
pollos?” hayan aumentado en 50 % y 75 %
respecto al mes anterior, que evidencia una
preocupación y la magnitud de los cambios que
se deberían promover. Incluso, se afirma que las
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consecuencias de la pandemia podrían no ser
tan malas para los pequeños agricultores
porque podría ocurrir un cambio del consumo
hacia alimentos locales bajo el slogan “de la
chacra a la mesa”, la que también puede
construir mayor resiliencia en las sociedades y
economías a las vicisitudes de la globalización.
El escenario actual y el pronóstico de escasez
alimentaria están concientizando a muchas
personas sobre la adopción de estrategias más
sostenibles para su subsistencia, como la
autosuficiencia para cultivar sus propios
alimentos mediante agricultura urbana. En esta
coyuntura, este concepto está ganando fuerza y
no necesita gran extensión de terreno (espacios
urbanos e incluso en apartamentos pequeños
son adecuados), pero con la técnica correcta.
Este tipo de agricultura tiene la capacidad de
mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición
de la población, permitir la elección de
alimentos libres de contaminantes, reducir los
impactos del cambio climático e incluso
disminuir el estrés. Sin embargo, el interés real
de cambio de las políticas y la población solo se
verán cuando concluya el bloqueo, pero es
bueno difundir las iniciativas (Pundir, 2020).
5. CONCLUSIONES
Algunas medidas económicas paliativas para la
pandemia se resumen en cooperación
internacional y multilateral para diseñar
instrumentos técnicos y financieros (préstamos
con bajo interés y aplazamiento de deudas) para
apoyar a los países más afectados. La CEPAL
recomienda un estímulo de gasto fiscal
suficiente para fortalecer los servicios de salud,
así como para proteger los ingresos y los
empleos. Los bancos centrales deben asegurar
la liquidez de las empresas para garantizar el
funcionamiento y estabilidad del sistema
financiero, para evitar la interrupción de las
cadenas de pago. En esa línea, en el aspecto
social se propone reforzar los sistemas de
protección social para apoyar a las poblaciones
vulnerables, mediante transferencias efectivas y
créditos sin interés a empresas para el pago de
salarios, aplazamientos de pago de deudas,
alquileres y servicios básicos a personas de
bajos ingresos, durante la pandemia. Además,
se debe garantizar la provisión de suministros
esencialmente alimenticios y de salud. Sin
duda, los impactos ambientales positivos
predominan sobre los negativos. Se resalta la
disminución de las emisiones propias del
transporte y las industrias que mejoran la
calidad del aire; además de los beneficios para
el desplazamiento de la fauna silvestre, debido
a la restricción de tránsito de la población.
Desde una perspectiva objetiva, desde hace
varios años ya se percibían atisbos de la
insostenibilidad del actual sistema económico
global en el largo plazo. Ante esto, la crisis
sanitaria por la COVID-19 ha evidenciado la
fragilidad de este sistema y del actual modelo
de desarrollo. Por ello, constituye una lección y
oportunidad para la creación de una sociedad
más justa y solidaria en todos sus ámbitos. Para
lo cual, la comunidad mundial debe considerar
reformular profundamente el sistema de
globalización, hacia un modelo de desarrollo
sostenible que incluya el abordaje de las
desigualdades entre países y grupos sociales,
así como el deterioro medioambiental. La
explosión del nuevo coronavirus enseña que los
flujos biológicos deben ser tomados en cuenta,
dentro de un nuevo paradigma de
globalización porque la especie humana, como
parte del sistema ecológico, se ha vuelto muy
vulnerable y dependiente, a diferencia de las
COVID-19 y desarrollo sostenible
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Rev. Agrop. Sci. & Biotech. Vol. 01, No. 03, 2021. pp. 01-12. ISSN: 2788-6913
otras especies que viven en perfecto equilibrio
con la naturaleza.
Agradecimientos
Los autores agradecen al programa de
doctorado en Ciencias para el Desarrollo
Sustentable de la Universidad Nacional Toribio
Rodríguez de Mendoza de Amazonas,
financiado en el marco del proyecto Fondecyt-
Banco Mundial “Doctorados en Áreas
Estratégicas y Generales” con contrato 003-
2018-FONDECYT/BM-PROGRAMAS DE
DOCTORADOS EN ÁREAS ESTRATÉTICAS Y
GENERALES.
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